María Lancha
EditorEl mundo de la decoración y la vegetación tienen un tanto sentido en común. Una decoración siempre es más atractiva con la planta bien elegida, y por su parte, la vegetación se integra y armoniza su crecimiento gracias al mantenimiento y los cuidados que le dan los propietarios del hogar donde está instalada.
De este modo, ambas corrientes se retroalimentan, conquistan nuestros sentidos y nos impulsan a vestir muros, pérgolas, jardines y balcones con elegancia y mucho color. Un ejemplo de ello lo encontramos sobre todo en el valor de las plantas trepadoras. Una variedad que aporta un toque romántico, cubre desperfectos y transforma cualquier rincón de la casa en uno mucho más especial.
En este contexto, pocas plantas logran lo que el jazmín real (Jasminum grandiflorum): conquistar nuestros sentidos con su aroma embriagador, decorar muros, paredes y ventanas y revivir la magia de las flores correderas que siempre pintábamos en los dibujos de pequeños.
Una belleza trepadora
Originario del sur de Asia, el jazmín real se ha ganado un lugar privilegiado en jardines y patios mediterráneos gracias a su crecimiento vigoroso y a sus flores blancas estrelladas que florecen desde finales de primavera hasta bien entrado el otoño. Es una planta trepadora de hoja perenne o semi-perenne (según el clima), perfecta para cubrir muros, celosías o pérgolas con una cortina verde salpicada de flores fragantes.
En la perfumería, su esencia es tan codiciada que se le conoce como "el oro blanco". De hecho, Jasminum grandiflorum es una de las especies más utilizadas para elaborar perfumes de alta gama gracias a su fragancia intensa, dulce y exótica.
Beneficios del Jasminum grandiflorum
Además de su indiscutible valor decorativo, el jazmín real ofrece una serie de beneficios que lo convierten en un aliado ideal para el bienestar del hogar. Conocido por sus efectos relajantes, colocar una de estas plantas cerca de la ventana del dormitorio puede favorecer a conseguir un sueño más reparador.
Además, como muchas otras plantas, el jazmín contribuye a mejorar la calidad del aire interior, absorbiendo dióxido de carbono y liberando oxígeno. Su presencia es especialmente beneficiosa en balcones o terrazas urbanas. Y es de muy bajo mantenimiento.
Aunque le encanta el sol directo y un clima templado, el jazmín real se adapta bien a macetas y requiere riegos moderados. Su resistencia lo hace ideal tanto para expertos como para principiantes en jardinería. En definitiva, el Jasminum grandiflorum es mucho más que una planta ornamental, es un puente entre la naturaleza y nuestro bienestar diario. Incorporarlo en casa no solo embellece, sino que aporta armonía, fragancia y una energía serena.
Fotografías |April Plants | Juan Carlos Fonseca Mata - Trabajo propio, CC BY-SA 4.0
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