En Decoesfera nos encanta ver edificios icónicos y diferentes que van más allá de los convencionalismos. Y el caso que os traemos hoy es un buen ejemplo. Diseñada por Nico Warr, fundador del estudio londinense de arquitectura, la casa rompe con los edificios que circundan la zona, pero sin caer en el horterismo ni en el feísmo que impera en las construcciones de este comienzo del siglo XXI.
Al contrario, Long House (que así es como se llama esta casa) es un edificio de líneas curvas y dinámicas recubierto de cobre prepatinado y construido con piedras naturales y formas orgánicas que se inspira en múltiples influencias, desde la costa local de West Sussex hasta la escultura abstracta o los barcos vikingos o la escultura abstracta, enlazando con la vieja tradición nórdica de reutilizar barcos volcados como refugio.
Una casa que se inspira en la costa y en los barcos vikingos que volcaban

La casa está situada en Kingston Gorse, en Inglaterra. Y a primera vista, el encargo que recibió el arquitecto era algo convencional al tener que ampliar la casa de vacaciones de una familia de cinco miembros para tener más espacio y recibir a sus miembros.
El estudio de arquitectura tenía el reto de levantar esa construcción junto a una antigua casa de 1930 de estilo Arts and Crafts, y para hacerlo, apostó por ese vanguardista diseño que se integra en el entorno y bebe de las tradiciones locales.

En el Financial Times explican que el arquitecto salió a buscar ideas en la playa, buscando madera, piedra y guijarros. Y de esos paseos y de las tradiciones locales surgió este espectacular edificio.
Para levantarlo, desde el estudio de arquitectura sustituyó un antiguo taller que había junto a la vivienda original, aunque alejándolo algo de la construcción más antigua.

El resultado es un edificio de vanguardia en el que se juega con los volúmenes y con la altura de los techos para crear un espacio único y diferente que desde el exterior parece una caja de luz gracias a su fachada transparente que proporciona luminosidad e integra el jardín en el interior.
En el interior, de 180 m² y diseñado por Juliet Sokol de The Design Merchant, también destaca la hilera de vigas de madera de abeto escandinavo que recuerda al interior de un barco, mientras que los suelos de hormigón dan un toque industrial y permiten un juego de luces y sombras.

El edificio cuenta con una sala de estar, una sala de televisión con paredes y techo de corcho y una sala de juegos de doble altura. También hay un bar, baño y una habitación de invitados, en la que las camas se ocultan en un mueble bajo y se abren a ras de suelo.
Además, está previsto que cuando los árboles plantados en el entorno de edificio crezcan, el edificio desaparezca del conjunto del jardín y solo se descubra de forma espectacular al acercarse.
Fotografías | Luke Hayes - Finch
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